Patrimonio Conservado

Bancos o escaños de iglesia de tradición rural

banco banco 2

Autor: desconocido

Cronología: XVII-XVIII y XVIII-XIX

Procedencia: Desconocido. Se cree que están en Abellaneda desde la creación del primer museo en 1934.

Contexto histórico: La tradición del asiento, la tipología de mueble dedicada al descanso, apenas evolucionó en el medio rural durante siglos, siendo los bancos realizados en  estilo sobrio muy frecuentes y abundantes.

A finales de la Edad Media fueron comunes los bancos tallados con decoración típicamente gótica (elementos vegetales), moda que sobrevivió durante parte del siglo XVI. Eran, no obstante, exclusivos de las clases altas y nada comunes entre el resto de la población, cuyos asientos eran sobrios y austeros aunque, en algunos casos, podamos encontrarnos elementos decorativos tan dispares como el arco conopial (un arco de estilo apuntado que perdura en lo popular hasta el siglo XIX) o los motivos geométricos simples y simbólicos o en forma de flor. Cuando el artesano rural tenía mayor habilidad, podían tallarse imágenes de mayor dificultad, como animales fabulosos y mitológicos, o incluso flores con muchos pétalos y gran detalle. 

A pesar de ello, la gran mayoría de los bancos rurales que encontramos durante los siglos XVI, XVII y XVIII son de una gran sobriedad y rudeza, característica peculiar en el mueble hispánico. Dentro de ellos, observamos dos tipos, diferenciados por su ejecución y por la función o el uso al que fueron destinados.

Por un lado, estarían los bancos emparentados directamente con los antiguos tronos o asientos medievales, si bien su uso en el medio rural era simplemente funcional, sin que conllevara ninguna diferencia social. Entre sus características más destacables está el asiento en sí, que es muy ancho con el fin de poder destinarse a diferentes funciones distintas a la de sentarse -como cama-. Se solían ubicar cerca de la chimenea.

Por otro lado, clasificaríamos los asientos por su tipología, en nuestro caso bancos de iglesia. Estos asientos de tipo “abierto” tenían un respaldo y laterales mucho más livianos y simples,  y solían estar realizados con técnicas balaustradas (molduras recortadas, torneadas, etc.) y, a veces, sus laterales se reducían a sencillos apoya-brazos. Este tipo de bancos, (que aunque en nuestro caso fueron utilizados para una iglesia) también podían encontrarse en hogares. Según las diferentes comarcas, presentarían unas características u otras y se usarían en unos lugares u otros, y la calidad y técnica dependería de la dotación económica de la que se dispusiera. En caso de tener dinero suficiente, los bancos se encargaban al carpintero, y si no se disponía de medios, lo realizaba directamente aquel que iba a utilizarlo, con un resultado final mucho más sencillo, materiales normalmente más baratos y herramientas que se limitaban a la sierra y la azuela ( hacha pequeña con hoja curvada).

Estos bancos solían tener un largo asiento corrido, en general estrecho, cuatro patas (a veces seis si era muy largo), y un sencillo respaldo plano. Tal y como se puede apreciar, su estructura y ejecución son bastante elementales y casi siempre de una sobriedad extrema. 

Asimismo, intentando imitar al banco urbano o señorial, que a menudo solía tener decoraciones o tallas, podemos encontrar tallados en los bancos diferentes elementos vegetales o geométricos, e incluso cruces, aspas, ruedas de radios o rosáceas. Esto será muy frecuente en los asientos del siglo XVII y siglo XVIII. En cambio, entre el siglo XVIII y el siglo XIX, se empezarán a incluir también palillos torneados (como en nuestro segundo banco de iglesia), lo cual transformaba el mueble y lo hacía menos pesado a la vista. 

Algunos de estos bancos han perdurado hasta tiempos recientes en su uso, especialmente los utilizados en zonas geográficamente más aisladas como algunos territorios de la Meseta occidental, y zonas montañosas de la cornisa cantábrica.

Descripción: 

Primer banco:

Este primer banco podría datarse entre los siglos XVII y XVIII.

Se trata de un banco de madera con respaldo decorado en su parte central mediante talla con una flor de cuatro pétalos (tetrapétalas) bordeado de motivos vegetales. Estas decoraciones vegetales están resueltas con poca calidad de talla y diseño, son muy propias en la ornamentación popular y se alejan de las tallas con gran calidad y detalle de los bajorrelieves de otros muebles de la época (aunque los temas figurativos sean los mismos). La parte superior presenta una decoración tallada de motivos geométricos realizados a golpes de gubia. El asiento es liso y está formado por una pieza de madera que se soporta en cuatro pies unidos por travesaños de madera.

Segundo banco:

Este otro banco de madera podría datarse entre los siglos XVIII y XIX.

Tiene respaldo inclinado formado por una pieza hueca en el medio donde se aprecia una decoración en forma de pequeñas columnas o palillos que unen ambos extremos. Asimismo, el marco que rodea estos palillos está tallado en forma de bisel. Este tipo de decoraciones “huecas” transformaban el mueble y lo hacían visiblemente mucho más ligero.

En cuanto a su estructura, el asiento se une directamente a dos listones de madera que descansan en los pies. No presenta tallas figurativas ni decoraciones vegetales.

Dimensiones: 95,5 x 201 x 36 cm (primer banco) y 87 x 245,2 x 35,2 cm (segundo banco)

Técnica: madera tallada y ensamblada

Materiales y soporte: madera de nogal.

Estado de conservación:

El primer banco se encuentra en un estado de conservación más crítico, ya que la pata izquierda ha perdido algo de material y por tanto el banco no presenta gran estabilidad. El segundo banco, en cambio, se encuentra mucho más robusto y consolidado.

En cuanto a las maderas, presentan faltantes de material propios del tiempo (pequeñas roturas, roces y ataques de xilófagos), pero que no ponen en riesgo la estabilidad del material por el momento. 

 

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