Patrimonio Conservado
Barricas de sidra y txakoli
Autor: Desconocido
Cronología: Siglo XIX
Procedencia: Casa de la familia Mateatxe en Traslaviña, Artzentales.
Descripción y contexto histórico: Estas cubas o barricas fueron utilizadas por la familia Mateatxe para guardar sidra y txakoli. Pese a que las dos barricas son del mismo tamaño, no son completamente iguales ya que los amarres de hierro son diferentes, en anchura y en número. Al igual que el número de duelas, la primera está formada por 23 y la segunda por 17.
La sidra será una de las bebidas principales en el mundo vasco durante la Edad Media y parte de la Edad Moderna. Los caseríos más antiguos de los que tenemos constancia son los denominados caseríos-lagar, grandes máquinas pensadas para elaborar grandes cantidades de sidra dentro de las que se destinaban espacios para las personas, ganado y almacenamiento. Se conservan restos de estos caseríos a lo largo de Gipuzkoa y Bizkaia, siendo uno de los más occidentales el situado en el barrio Txabarri (Sodupe, Gueñes). Debido a ello, las referencias medievales y de los siglos XVI y XVII a los manzanales en la documentación es abundante. Posteriormente perdió su importancia pero su cultivo se mantuvo en todo el país
Aunque el cultivo de la viña existía desde la Edad Media, el peso del txakoli en el mundo vasco se acentuará desde 1500, convirtiéndose en un importante recurso económico y alimenticio en Bizkaia. En la Edad Moderna se producirá una pequeña revolución agrícola con la aparición de productos americanos (tomate, pimiento y, sobre todo, maíz). El maíz se impuso como cultivo principal -aunque el trigo se mantuvo pues era un producto muy apreciado- y, junto a él, se desarrollaron enormemente los viñedos.
En Las Encartaciones, la expansión del txakoli fue enorme y el producido en muchos de sus pueblos (Sopuerta, Gordexola, Zalla, Gueñes e incluso, aunque pueda sorprendernos, en lugares como Santurtzi o Barakaldo) tuvo una fama enorme en el resto de Bizkaia
A partir del siglo XVII, al vino elaborado se le empezará a denominar “Txakoli”, ya que hasta entonces se hablaba de “vinos de la cosecha”, “vinos tintos, claretes y vinos blancos”. El gran filólogo J. Corominas define la voz chacolí(n) como “vino ligero y agrio que se hace en las Vascongadas y Santander. Del vasc. txakolin”.
Paralelamente, debido a la humedad del clima, especialmente en Bizkaia, será necesario regular la cosecha y elaboración de este vino. Se regularán igualmente otros asuntos relacionados con el cuidado de las viñas, así como las comidas y sueldos de los trabajadores, quedando el oficio completamente regulado mediante ordenanzas.
El comercio de este vino tomará gran importancia uniéndose al tráfico del hierro, convirtiéndose el puerto de Bilbao en un punto de distribución de vino tanto local como foráneo.
Dimensiones: 94 cm de altura x 60 cm de diámetro
Técnica: Ensamblaje de madera y forja de hierro
Materiales y soporte: Madera de roble y hierro
Proceso de creación: El primer paso para formar estas barricas es obtener las duelas (láminas estrechas y largas de madera). Estas duelas se obtienen de los árboles, especialmente de los robles más grandes, y se construyen con la madera de la zona central del tronco (el corazón) por ser la parte más duradera e impermeable. Una vez serradas, se dejan secar para luego cortarlas a la medida exacta y darles forma, para que así todas las duelas tengan la misma forma. Después, se apilan al aire libre para secarlas durante varios meses o años.
Para que las duelas sean estancas (y después no se filtre el txakoli o la sidra), hay que cortarlas respetando el sentido de las fibras. Después, para ensamblar las duelas hay que colocarlas alrededor de un aro y encima de una pequeña estufa central u horno. Con esto, se hace un fuego que servirá para moldear mejor la madera y al mismo tiempo le dará un sabor especial.
Para comprobar que es estanca y que no se escapa líquido, se llena con agua hirviendo, y así al mismo tiempo se eliminan los restos de impurezas que podrían haberse quedado dentro.
Estado de conservación: Las barricas se encuentran en un buen estado de conservación tras haber sido restauradas en 2018, aunque ninguna de ellas se conserva completa. La primera ha perdido la tapa y la segunda barrica es la que muestra un peor estado de conservación al haber perdido tres de los ocho aros de hierro que sujetan las duelas y arman toda la pieza. Ambas conservan los tapones o grifos.
Antes de la intervención, presentaba numerosos deterioros: las dos sufrian un ataque activo de carcoma, lo que había debilitado la madera. Además, estaban cubiertas por una gruesa capa de suciedad y los aros estaban muy oxidados. En el caso de la segunda barrica, la más completa, había pequeñas pérdidas en la madera, algunas duelas estaban rotas y se había perdido la parte superior de tres de ellas.