Patrimonio Conservado
Martirio de San Andrés
Autor: Desconocido
Cronología: 1605
Procedencia: Convento de Santa Isabel de Sandamendi de Gordexola.
Descripción: Se trata de un óleo pintado en 1605 por encargo de Juan de Aguirre, representante de la corona en Flandes, que donó al convento de Santa Isabel en el que se encontraba su prima, Catalina de Urrutia.
La obra, de escuela flamenca, representa el martirio de San Andrés. El cuadro se encargó para ser colocado en el convento de monjas de Santa Isabel de Sandamendi (Gordexola).
Durante los siglos XVI y XVII el convento debía consistir en un beaterio compuesto por la casa de residencia y una ermita en la que se celebrarían los actos litúrgicos. Las religiosas celebrarían las misas y los actos litúrgicos en la ermita de San Jorge -que, con la llegada del cuadro pasaría a denominarse San Jorge y San Andrés- y vivirían en el caserón conocido como la Casa Mayor de Ibarra (aun en pie hoy en dia). Será Catalina de Urrutia, abadesa de este beaterio de monjas, quien pida en 1605 a Juan de Aguirre que encargue este cuadro que se ubicaría directamente en la ermita, explicando el cambio de denominación.
En 1668 se construye el actual convento de Sandamendi. Será en ese momento cuando el cuadro se traslade allí, a la iglesia que se haga junto al convento. La iglesia se amuebla con un gran Retablo Mayor, lo que probablemente provocó que el cuadro de San Andrés quedase relegado a algún retablo lateral o a algún lugar secundario de la iglesia, perdiendo el protagonismo e importancia que tendría en la anterior ubicación.
En algún momento el cuadro se vende, probablemente para financiar alguna obra de importancia en el convento aunque desconocemos el momento exacto. Se estima que la venta se hizo en algún momento del siglo XX pues el cuadro termina en manos de un anticuario de Madrid aunque podría haber ocurrido en algún momento previo.
En 1808, con la invasión francesa, los conventos entrarán en una profunda crisis, algo que se acentuará con la desamortización de Mendizabal de 1836. En este periodo se pierden numerosos elementos patrimoniales de las iglesias y se venden otros para hacer frente a las deudas. Además, muchas se verán afectadas por las guerras carlistas. Aun así, parece que el cuadro sobrevive.
Con el tiempo, muchos conventos consiguen una cierta recuperación -finales del siglo XIX y principios del XX- y aunque la llegada de la Segunda República limita el poder de la iglesia, el franquismo del siglo XX volverá a acentuarlo, “aumentando las vocaciones y las mejoras del patrimonio religioso”. No hay datos que señalen que el cuadro no seguía bajo propiedad del convento en ese momento.
Desconocemos el momento exacto en el que el cuadro se vende y cae en manos de un anticuario de Madrid. En 2012 Juntas Generales de Bizkaia decide adquirirlo para su conservación y difusión en el Museo de las Encartaciones.
Tema iconográfico: La obra representa el martirio de San Andrés, crucificado en aspa como cuenta la tradición. San Andrés ocupa el centro del espacio. A su lado, se encuentran las figuras de San Francisco de Asís, vistiendo un hábito pardo con nudos y capucha; San Agustín con vestiduras episcopales y sus atributos típicos: el libro, báculo y la triple corona; Santa Clara con hábito marrón y velo negro porta el ostensorio (pieza de oro donde se guarda el cuerpo de Cristo) y su bastón de abadesa; por último, Santa Isabel de Hungría, hija de Andrés II de Hungría, a la muerte de su esposo, ingresó en la Orden Tercera de San Francisco dedicándose a obras de caridad, más un mendigo en el lateral que está recibiendo limosna de Santa Isabel.
El paisaje, como suele ser habituales en las obras procedentes de Flandes, debe representar algún lugar o ciudad del lugar. En este caso quizás se trate de las murallas de Gante.
Técnica: Óleo
Materiales y soporte: Lienzo
Proceso de creación: Para pintar este óleo sobre lienzo, primeramente se prepararía el lienzo con su bastidor, y se aplicaría una capa de protección (llamada imprimación) de cola de conejo con yeso. Esto evitaría que los aceites y los ácidos de la pintura principal (el óleo) acabaran dañando la tela.
Después, se iría trazando el dibujo a carboncillo, que previamente habría sido muy estudiado (se puede apreciar que todos los personajes y elementos están colocados estratégicamente) y se comenzaría la aplicación del color mediante veladuras, rebajando siempre el óleo con aceite de linaza.
Finalmente, se le añadiría algún barniz realizado con gomas, para garantizar la conservación de la obra.
Estado de conservación: El cuadro presenta un estado de conservación excelente tanto en el soporte como en la policromía. Sin embargo, los colores amarillentos y oscuros de la obra podrían deberse a una ligera oxidación del barniz original. En cuanto al marco, este fue restaurado tras la adquisición de la obra por las JJGG de Bizkaia.